Llegar a fin de mes es, sin duda, una de las principales preocupaciones y ocupaciones para la mayoría de las familias españolas. Realizar una correcta gestión de nuestros ingresos, previendo y planificando nuestros gastos, es la premisa fundamental para conseguir una economía doméstica eficiente. Un objetivo que a veces parece inalcanzable, pero que es perfectamente factible si seguimos las siguientes pautas.
Elabora un presupuesto
Al igual que en una empresa, a la hora de alcanzar un objetivo en nuestra economía familiar, es fundamental elaborar un presupuesto. Éste debe reflejar todos los gastos, tanto los fijos como los variables, diferenciando aquellos que son imprescindibles de los que son prescindibles y entre éstos cuáles nos aportan realmente bienestar y calidad de vida y cuáles son superfluos. También debemos prever que siempre hay gastos imprevistos.
Por tanto, para elaborar este presupuesto deberemos definir los tipos de gasto:
- Gastos fijos de primera necesidad. Tales como vivienda, comida, energía o educación. No podemos prescindir de ellos.
- Gastos fijos necesarios. Ropa, calzado, libros… Este tipo de gasto no responde a una necesidad vital inmediata pero sin son necesarios. Por tanto, dependiendo de la economía familiar los podremos posponer unas semanas o meses pero no más.
- Gastos extraordinarios o imprevistos. Son aquellos que se escapan a nuestro presupuesto familiar porque no se se pueden prever (reparaciones, médicos, etc.). Para afrontarlos es vital tener un colchón de ahorro.
- Gastos prescindibles. Son aquellos gastos, como los viajes, la restauración o el ocio que, si bien no son imprescindibles, sí contribuyen a nuestra mejor calidad de vida. En caso de aprietos económicos, no tendremos más remedio que prescindir de ellos.
Ahorra
Como hemos visto, el ahorro es el único método efectivo para poder afrontar un gasto imprevisto sin necesidad de endeudarse. Por tanto, si ya has elaborado el presupuesto familiar, ahora te toca pensar en cómo ahorrar. La estrategia del 50/30/20 puede ser muy efectiva. Se trata de dedicar el 50% del presupuesto familiar a los gastos fijos, el 30% a los imprescindibles y el 20% al ahorro.
Con nuestro presupuesto y gastos e ingresos claros podemos ver dónde hay margen para ahorrar. Según el estado de nuestras finanzas, podemos reducir nuestro gasto en aquello que no es imprescindible o eliminar radicalmente todos estos gastos superfluos, de manera temporal, hasta que nuestra situación económica mejore.
Fijar objetivos
Puede ser el perfecto aliciente para incentivarnos a ahorrar. Un viaje, la compra de un coche, una reforma. Debemos saber cuándo queremos que ese objetivo se haga realidad, cuánto dinero deberemos tener en esa fecha y cuánto tendremos que ahorrar cada mes para lograrlo.
Otros objetivos importantes son los objetivos de gasto. Es decir, si hemos decidido que tenemos que gastar menos, es importante poner negro sobre blanco en qué vamos a reducir el gasto: ¿en ocio? ¿en energía? ¿en la cesta de la compra?
Crea huchas virtuales
Las huchas virtuales pueden ser nuestro gran aliado a la hora de cumplir nuestro presupuesto mensual, ahorrar e incluso invertir nuestro dinero. Se trata de una forma sencilla de organizar el dinero para evitar gastar más de lo que nuestro presupuesto y objetivos nos permite. Estas huchas son compartimentos digitales que podemos gestionar en la app o web de nuestro banco, en los que podemos guardar nuestro dinero, según en que lo vayamos a utilizar, en lugar de tenerlo todo en la misma cuenta. Podemos crear una hucha para pagar recibos, otra para los gastos diarios, otra para ahorrar o una para el ocio.
Conoce tu nivel de endeudamiento
Cuando nos cuesta llegar a fin de mes o cuando tenemos un gasto imprevisto es fácil pensar en un préstamo como la salida más útil, sencilla y rápida. Pero, adquirir una deuda para pagar otra no es la salida más recomendada. Por ello, es importante conocer nuestro nivel de endeudamiento. Según los expertos, el límite de la capacidad de endeudamiento de una familia se sitúa alrededor del 35% de los ingresos netos mensuales. En esta cifra deberemos incluir los gastos derivados de la devolución de todos los préstamos y créditos que se tengan contratados: desde la hipoteca hasta el pago a plazos de un vehículo o el abono de tarjetas de crédito.
Planifica tus compras
Los gastos innecesarios pueden poner en grave riesgo tus finanzas familiares. Para evitarlo, de manera semanal o mensual, deberías diseñar una correcta planificación de tus compras. Según el presupuesto con el que cuentes, haz un listado de todo lo que necesitas comprar desde lo más imprescindible a todo aquello sin lo que podéis vivir sin problema alguno. Es importante que seas muy realista para evitar gastos superfluos, tanto en el ocio, como en la ropa y calzado o en la cesta de la compra. En este último caso es donde muchas veces solemos gastar mucho más de lo que necesitamos. Dulces, bollería o helados pueden parecer un pequeño gasto casi insignificante, pero si sumas todos esos pequeños caprichos, a final de mes no lo es tanto. Si diseñas un menú semanal y elaboras una lista de la compra, con lo que necesitas para prepararlo, evitarás la improvisación y los productos que no necesitamos y que no suelen ser, precisamente, buenos para nuestra salud.
Ahorra energía
La eficiencia energética esta de moda pero, más allá de ser una práctica que protege el planeta, puede ayudarte a reducir considerablemente los gastos de tu hogar. Tan solo un gesto, como desenchufar los electrodomésticos que no estés utilizando, puede suponer una reducción del 10% en tu factura de la luz. El uso de dispositivos led o bombillas de bajo consumo también te ayudarán a ahorrar energía. El gasto de agua también se puede reducir con cisternas con doble carga o difusores en los grifos. Y en cuanto a trasporte, compartir vehículo, apostar por modelos eléctricos o híbridos o utilizar el transporte público es otra forma más que efectiva de reducir tus facturas, al tiempo que proteges el medioambiente.