Si lo más pequeños de la casa aprenden que el dinero es un recurso limitado, que ahorrar es una necesidad o que no se puede gastar más de lo que se ingresa, no solo estarán mucho más preparados para afrontar la vida, sino que habremos sentado las bases de unos adultos estables emocionalmente y mucho más felices. No en vano, el estrés financiero es una de las principales causas de muchas enfermedades, tanto físicas como mentales.
Pero, lo cierto es que tendemos a super proteger a nuestros hijos, dejándolos al margen de la economía familiar y esto se traduce en que más del 87% de nuestros adolescentes no sean capaces de gestionar sus finanzas. Para darle la vuelta a esta situación, debemos convertir la educación financiera en una asignatura fundamental de la formación de nuestros niños y niñas. Ya sea en casa o en el colegio, deben familiarizarse con un conjunto de conceptos (como gastos, ingresos, ahorro o inversión), básicos para garantizar unas correctas finanzas y en consecuencia, una buena calidad de vida.
Beneficios de la educación financiera temprana
Los niños tienen una inmensa capacidad de aprendizaje que debemos aprovechar para darles las “armas” necesarias para conseguir una estabilidad económica y financiera en el futuro. Unas enseñanzas que se traducen en beneficios inmediatos para los más pequeños:
– Aprenden a manejar su dinero
Si enseñamos a los niños a manejar su dinero comprenderán la importancia de gastar de manera responsable y de ahorrar, lo que les permitirá tomar decisiones financieras correctas a lo largo de toda su vida.
– Fomenta el ahorro
Si les concienciamos de la importancia del ahorro, establecerán hábitos financieros saludables. Les habremos dado una sólida base para su futuro financiero, para alcanzar sus objetivos y la estabilidad económica.
– Aprenden a valorar el dinero
Cuando un niño comprende que el dinero no es infinito o que no lo regalan los cajeros, tendrá una perspectiva mucho más amplia sobre su dinero y podrá tomar mejores decisiones financieras.
– Mayores habilidades financieras
La educación financiera en la infancia brinda a los pequeños habilidades tempranas que, en el futuro, le ayudarán a administrar su dinero de manera eficiente.
– Conocimientos sobre inversiones
Debemos dar a nuestros niños nociones básicas de los mercados financieros y las oportunidades de inversión que nos ofrecen. Familiarizarse con estos conceptos les permitirá alcanzar sus objetivos financieros a largo plazo.
Guía para educar financieramente a tus hijos
La educación financiera debería incluirse en todos los planes de estudio, pero no menos importante es que los padres enseñen a sus hijos los conceptos básicos, apoyándose en la práctica diaria.
1. Que sepan qué es el dinero
Ésta es la base fundamental de una buena educación financiera. Los niños deben saber el valor real del dinero, lo que cuesta ganarlo y que se debe destinar a cubrir nuestras necesidades básicas, antes de comprar cualquier capricho. Por tanto, debemos familiarizarlos con los conceptos básicos: gastos, ingresos, ahorro e inversión.
2. Fomenta el ahorro
Éste es uno de los conceptos básicos que podemos enseñar a nuestros hijos. Para que lo interioricen y se pongan manos a la obra, nada mejor que regalarles una simple hucha. El segundo paso sería ayudarles a buscar un objetivo de ahorro (como comprar se un juguete o un libro). Finalmente, elaboraremos con ellos un plan de ahorro para conseguir ese preciado bien. Habrás conseguido motivarlos y dar sentido al esfuerzo de ahorrar.
3. Haz de la paga tu aliada
Si les damos a los peques una paga fija semanal (y ni un euro más en toda la semana) aprenderán a administrarla, pues sabrán que el dinero es limitado y estarán obligados a priorizar, a comprar solo lo necesario y a que conseguir los objetivos que persiguen con el ahorro requiere de un esfuerzo.
4. Consumo responsable
Otro de nuestros grandes objetivos debe ser convertir a nuestros hijos en consumidores responsables que sepan comprar de forma inteligente. Deben comprender la importancia de comparar precios y no comprar lo primero que ven o les apetece. También deberíamos abrirles los ojos sobre la publicidad y todos los mensajes que reciben desde las redes sociales. Han de aprender a no creer todo los que se les dice y que es fundamental que se tomen el tiempo necesario para analizar personalmente cada producto antes de adquirirlo.
Seguramente, todos estamos de acuerdo en la necesidad de acercar todos estos conceptos a nuestros pequeños, pero no es menos cierto que no todos los padres están dotados para la docencia o saben cómo trasmitir las enseñanzas básicas para una buena educación financiera. Si éste es tu caso, en el mercado existen numerosas aplicaciones enfocadas a niños y niñas de todas las edades que, a través de los juegos, enseñan educación financiera de manera muy didáctica, divertida y sencilla.