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MANTENIMIENTO PREVENTIVO O CÓMO DISFRUTAR DE UN HOGAR EN PERFECTO ESTADO

Limpiar y ordenar nuestro hogar son tareas casi diarias cuya necesidad nadie cuestiona, pero existe una tercera que muchos olvidamos o dejamos para cuando ya es inevitable: el mantenimiento. Si algún aparato deja de funcionar, se rompe una silla o se desconcha la pared, nos ponemos manos a la obra. O mejor, llamamos a alguien que nos solucione la papeleta a cambio del pago de una factura no precisamente barata.

Pero ¿qué pasaría si nos adelantáramos a ese problema? Sí, nos referimos a dedicar parte de nuestro tiempo a realizar una labor de mantenimiento preventivo de nuestra casa. Pues lo que sucedería es que, en muchos casos, las cosas no se llegarían a romper o estropear, no tendríamos que llamar a los técnicos y nos ahorraríamos una considerable cantidad de dinero.

Aclarada esta obviedad, te vamos a contar algunas de esas tareas de mantenimiento preventivo, que te permitirán alargar al máximo la vida útil de tu hogar y de todo aquello que contiene.

Revisa llaves y tuberías

Revisar las llaves y tuberías de tu casa una vez al año es la mejor manera de prevenir las goteras en el interior de las paredes y techos, que provocan que se acumule la humedad y se generen manchas y mal olor. Si comprobamos que pierden agua, sabremos que es el momento de cambiar grifos y regaderas y evitar males mayores. Pero, si llegamos tarde y ya han aparecido humedades en paredes, techo o en el piso, debemos solucionarlo cuanto antes para que no dañe el mobiliario o afecte gravemente a la estructura de la casa.

Generalmente, las pérdidas en las tuberías están causadas por atascos generados por la acumulación de grasas y aceites. Por tanto, evita verter estas sustancias pero, si ha sido un descuido, puedes echar un poco de agua caliente con detergente. En el caso de las tuberías de duchas y bañeras, los pelos suelen ser los causantes de los atascos. Para evitarlos, instalan un colador en el sifón.

Revisión de puertas y ventanas

Las bisagras en mal estado nos pueden causar más de un dolor de cabeza. Más allá del incómodo ruido que provocan, pueden llegar a descolgarse e impedir que las puertas o ventanas se cierren. Un poco de aceite de manera periódica puede ser todo lo que necesiten para mantenerse en perfecto estado.

La revisión de los cerramientos también es fundamental para evitar pérdidas de frío o calor dentro de la casa y un considerable aumento del consumo de nuestra calefacción o aire acondicionado.

Supervisa tu baño

Las fugas en el lavabo, la ducha o el inodoro suelen ser habituales y más allá de provocar humedades, son las causantes del derroche de agua y del aumento de la correspondiente factura. Estas pérdidas en la ducha o el lavabo suelen ser evidentes, pero en el caso del inodoro pueden ser imperceptibles. Para comprobar si pierde agua o no, solo tienes que añadir un poco de colorante en el tanque y esperar una hora. Si pasado ese tiempo la taza se ha teñido, la fuga existe y deberás reemplazar alguna de las piezas del inodoro.

Chequea la instalación eléctrica

Periódicamente deberías revisar enchufes, interruptores y cables de la instalación eléctrica de tu hogar. Busca cualquier signo de desgaste o daño y si lo encuentras reemplázalo inmediatamente. Ten especial cuidado con las regletas y a ser posible, utiliza aquellas con protección de sobretensiones. Éstas reparten la carga eléctrica de forma equitativa, evitando los peligros de enchufar muchos aparatos en una misma toma.

Atención a tus electrodomésticos

Un fallo de un electrodoméstico puede causar un grave daño en el sistema eléctrico. Para que esto no suceda, es fundamental revisarlos periódicamente y muy en especial los cables de conexión a la toma eléctrica, para que estén en buenas condiciones. Retira la suciedad y el polvo con un paño seco y supervisa el buen estado de los cables.

En el caso de la lavadora, es preciso revisar con periodicidad que la manguera de suministro de agua no tenga fugas, pero si la ves descolorida u oxidada, no esperes que se rompa y cámbiala de inmediato.

En cuanto a la nevera, lo más importante, para evitar el gasto de energía y el desgaste de las piezas internas, es que las puertas cierren bien. Para comprobarlo, coloca un billete entre la puerta y la nevera, ciérrala e intenta sacarlo. Si lo puedes hacer fácilmente es que el sellado no es correcto.

Otro de los electrodomésticos que debemos revisar asiduamente es el aire acondicionado. Para evitar costosas reparaciones, la clave es controlar el tubo de condensación, para que el agua fluya fácilmente y no se acumule el moho. También debes controlar que la pantalla por la que sale el aire está limpia y así disminuir el consumo de energía.

Y finalmente, nos detenemos en la caldera del gas. Ésta debe ser revisada como mínimo cada dos años por un técnico especialista y cada cinco años se deberá hacer una revisión de la instalación. Más allá de las sanciones que puede conllevar el incumplimiento de esta obligación, una caldera en mal estado puede causar graves accidentes. Por otra parte, si sufre una avería y no está revisada correctamente, el seguro no se hará cargo de reparaciones o indemnizaciones.

Limpieza de techos y desagües

Un techo reluciente y unos canales de desagüe limpios y despejados ayudarán a que el agua de la lluvia fluya con rapidez y se eviten estancamientos y excesos de humedad en techos o terrazas. Por tanto, si quieres evitar goteras o humedades graves, revísalos periódicamente y en especial cuando se anuncien lluvias.

Pinta fachada e interiores periódicamente

Según los expertos, cada 3 años deberíamos retocar la pintura interior y exterior de nuestras casas, para que el desgaste no ayude a la proliferación de las humedad. En el caso de la pintura interior, contar con una impermeabilizante es fundamental para que nuestras paredes resistan el paso del tiempo y permanezcan intactas.