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OCHO RAZONES DE PESO PARA COMENZAR A PRACTICAR MINDFULNESS

El origen del mindfulness se remonta a la tradición budista, cuya enseñanza central se basa en la práctica de la meditación. Han pasado cerca de 2500 años del nacimiento del budismo, pero no fue hasta mediados del siglo pasado cuando occidente tomó esas bases de la enseñanza de Buda y diseñó una terapia para contrarrestar el estrés: el mindfulness o atención plena. Desde entonces no ha parado de sumar adeptos en todo el mundo. Y es que, cualquier persona, en cualquier situación o momento y dedicando a esta meditación tan solo una minutos, puede beneficiarse de la múltiples ventajas que ofrece a nuestra salud física y mental. 

1. Previene y combate del estrés y la ansiedad

La práctica regular del mindfulness ayuda a reducir los niveles de cortisol en sangre y reduce la presión arterial, lo que nos permite responder de forma mucho más calmada a cualquier situación estresante. Podríamos decir que es un escudo, que nos posibilita mantenernos serenos cuando más lo necesitamos. Por otra parte, también nos ayuda a reducir la reactivada de la amígdala (la región de nuestro cerebro encargada de responder al estrés). 

Para beneficiarnos de estas bondades del mindfulness, debemos realizarlo de manera continuada, pues nuestro cerebro va experimentando, poco a poco, poderosos cambios que nos permiten responder mejor al miedo o los nervios. El resultado: nuestro bienestar físico y mental aumenta considerablemente.

2. Control de las emociones y barrera contra la depresión

El control emocional es uno de los grandes beneficios de la práctica del mindfulness. Así lo certifican estudios, como el de la Universidad de Toronto. Según este informe, quienes lo practican de manera constante exhiben un mayor control emocional. Identificamos, aceptamos y gestionamos mucho mejor nuestras emociones y esto redunda directamente en nuestro bienestar mental. De hecho, los pensamientos negativos que cursan con una depresión van perdiendo fuerza. De pronto percibimos otras opciones, regulamos nuestras emociones y liberamos los traumas del pasado. Dejamos de ver el futuro en negativo para afrontarlo como una oportunidad.

3. Aumenta la creatividad y concentración

La práctica habitual del mindfulness nos permite entrar en un estado de gran “fluidez” mental, tanto en nuestros entornos personales como laborales. Así lo respalda el Instituto del Cerebro y la Cognición de la Universidad de Leiden. 

Por otra parte, esta práctica también nos ayuda a concentrarnos mejor. No en vano, el objetivo del Mindfulness es entrenar la conciencia y la atención para poder dirigir voluntariamente estos procesos mentales. Este enfoque consciente mejora la concentración y reduce los despistes, razón por la que se recomienda como terapia para trastornos relacionados con el déficit de atención.

4. Mejora la memoria y protege nuestro cerebro

Diferentes estudios han demostrado que la práctica del Mindfulness es una de las formas más efectivas de fortalecer el cerebro, ya que aumenta significativamente la materia gris, así como el crecimiento de las áreas cerebrales relacionadas con la memoria y el aprendizaje, como el hipocampo y la corteza cerebral. El cerebro tiene la capacidad de crear nuevas neuronas y de trasformarse. Es lo que se llama la neuroplasticidad y neurogénesis. Al meditar, le damos la posibilidad a nuestro cerebro de reestructurarse y crear nuevos puentes neuronales. Somos capaces de observar los pensamientos y comportamientos que eran automáticos en nosotros, haciéndonos más conscientes y capaces de cambiar aquello que no nos gusta.

5. Previene el envejecimiento y mejora nuestra salud

Según un estudio de la Universidad de Harvard y el Hospital General de Massachusetts, la meditación aumenta el tamaño de los telómeros, unas estructuras que se localizan en los extremos de los cromosomas y que se relacionan directamente con el envejecimiento y el desarrollo de ciertas patologías asociadas con la vejez.

Otro estudio del Centro de Medicina Natural y Prevención de los EEUU, sobre 202 personas de 70 años, con problemas de presión arterial, descubrió que los pacientes que meditaban, redujeron en un 23% su tasa de mortalidad, el 30% en las muertes por enfermedades cardiovasculares y el 49% en los decesos por cáncer.

6. Reduce el dolor

Con el mindfulness aumentamos la tolerancia y la consciencia y esto ayuda a reducir la sensación de dolor. Según las investigaciones del doctor Jon Kabat-Zinn, sobre un grupo de personas que padecían dolores crónicos, los pacientes que practicaron la meditación durante ocho semanas, en un 72% de los casos, lograron que sus molestias disminuyeran en un 33%. En cuanto a los pacientes que sufría cualquier otro tipo de dolor no crónico, en el 61% de los casos consiguieron que se redujera en un 50%.

7. Ayuda a dormir mejor

La práctica constante del mindfulness mejora considerablemente la calidad del sueño, pues nos aporta calma y serenidad. Por otra parte, en las personas que padecen insomnio, la meditación consigue una reducción de la activación cortical y de los niveles de cortisol durante la noche, lo que contribuye a conseguir un sueño reparador.

8. Favorece la resiliencia

La resiliencia es la capacidad de recuperarse de los momentos de mayor adversidad y de salir de ellos fortalecidos. Gracias a la conciencia plena que conseguimos con la práctica del mindfulness, favorecemos la autorregulación emocional y aprendemos de nuestras experiencias, pudiendo tomar mejores decisiones en el futuro.