La moda circular puede ser la mejor forma de transformar una de las industrias más contaminantes del mundo, la industria de la moda, en un modelo mucho más sostenible y responsable con el medioambiente. Para conseguirlo, se propone cerrar el ciclo de producción, consumo y desecho de la ropa, de manera que, en lugar de seguir produciendo y desechando prendas constantemente, la ropa sea diseñada para ser reutilizada, reciclada o biodegradaba de manera efectiva. Esta tendencia apuesta por prácticas de producción más sostenibles, como el uso de materiales orgánicos o reciclados y la implementación de procesos de producción más eficientes. De este modo, los residuos se minimizan y se apuesta por crear productos de mayor durabilidad.
Beneficios de la moda circular
Si te apuntas a la moda circular, renovar tu armario te puede salir entre un 40 y un 70% más barato. Una ventaja nada desdeñable pero, como comprobarás a continuación, ni mucho menos la única.
Favorece la conservación de recursos naturales
La moda circular reduce la dependencia de los recursos naturales finitos que se utilizan en la producción de prendas, como es el caso del agua, las materias primas o los combustibles fósiles. De este modo, no solo se protegen estos recursos naturales sino que también se reduce el impacto ambiental y la contaminación asociados a su extracción y tratado.
Por otra parte, los procesos circulares rechaza las sustancias peligrosas y seleccionan productos químicos y materiales que son seguros, tanto para la salud humana como para el medio ambiente.
Reducción de residuos textiles
Cada año descartamos más de 300 millones de prendas de vestir. El 80% de las mismas están compuestas de poliéster, un material que puede tardar hasta 2.000 años en descomponerse. Al conseguir que las prendas circulen y se reutilicen los residuos se reducen significativamente. Al mismo tiempo, esta industria maximiza el valor de los recursos, ya que los materiales se regeneran y prolongan su uso. Al reintegrarlos continuamente en el ciclo económico se reducen drásticamente los residuos.
Esta reducción se sustenta en tres pilares:
- Recilclaje: cuando una prenda ya no se puede utilizar, se reciclan los materiales, transformándolos y convirtiéndolos en otra.
- Reutilización: las prendas tienen una segunda vida gracias al intercambio entre amigos o familiares o a la venta en tiendas de segunda mano o a la donación de ropa.
- Upcycling o superreciclaje: se trata de transformar una prenda en un producto de mayor calidad y valor ecológico.
Favorece la innovación
En un mercado que demanda cada vez más soluciones ecológicas, la moda circular está liderando la innovación en el uso de materiales y nuevas técnicas de producción más sostenibles. Se abren así nuevas oportunidades de negocio y nuevas formas de crear moda. Esta industria sostenible desafía el paradigma tradicional de producción lineal (crear, comprar y tirar), fomentando la innovación en términos de diseño, materiales y procesos de creación. Se buscan nuevas fórmulas para hacer prendas más versátiles, con materiales más duraderos y reciclables.
Fomento del consumo responsable
La moda circular trata de crear una conciencia más responsable entre los consumidores. El objetivo es que valoren más la calidad y durabilidad frente a la cantidad. Esto puede generar un cambio positivo en los hábitos de compra y una mayor valoración de las marcas que apuestan por la sostenibilidad.
Ahorro económico
Aunque la inversión inicial en una prenda sea mayor, a largo plazo es mucho más rentable y puede suponer un importante ahorro. Las prendas de mayor calidad tienen más durabilidad y por tanto, no tendremos la necesidad de comprar ropa constantemente. Por otra parte, si compramos las prendas en tiendas de segunda mano el precio también será significativamente más bajo.
Favorece el desarrollo local
La moda circular apuesta por los materiales de cercanía y favorece la colaboración y el intercambio dentro de las comunidades locales. Los mercadillos de segunda mano, los eventos de intercambio de ropa, las tiendas vintage o los talleres de reparación, no solo contribuyen a conseguir una moda más sostenible, sino que ayudan a impulsar la economía y el empleo local.
En resumen, el impacto ambiental del sector textil es abrumador. Esta industria consume 1.500 billones de litros de agua al año, genera más de 92 millones de toneladas de residuos textiles, contribuye al 20% de la contaminación del agua industrial a través del procesamiento y el teñido y es responsable del 35% de los microplásticos que acaban en nuestros océanos. Frenar esta agresión a nuestro entorno es el gran desafío al que se enfrenta la industria textil. Todo un reto que, implementando los principios de la economía circular, puede hacer posible un futuro mucho más sostenible.