Podríamos decir que las tres R, reducir, reutilizar y reciclar, son los tres vértices de la piedra angular de la sostenibilidad de nuestro planeta. Es decir, son las claves fundamentales para minimizar los residuos que generamos en nuestras casas. Un objetivo mucho más importante de lo que podríamos pensar. Cada uno de nosotros producimos una media de 1,3 kg de residuos domésticos al día, el consumo mundial de agua se ha triplicado desde 1950, los combustibles fósiles se han quintuplicado, el de carne ha crecido más de un 500% y el comercio mundial se ha incrementado en más de un 1500%. Según el Banco Mundial, los desechos a nivel mundial crecerán un 70% en los próximos 25 años. Solo en España desechamos 1000 millones de kilos de ropa al año, de los que solo un 10 o 15% se reciclan. Datos más que preocupantes, que subrayan la importancia de aplicar la regla de las tres R en todos nuestros hogares.
Objetivo de la regla de las tres R
El principal objetivo de las tres R es cambiar el actual modelo de consumo de comprar, usar y tirar. Todas son vitales para conseguir este objetivo pero, aunque parece que solo se incide en el reciclaje, reducir y reutilizar es casi más importante. Si conseguimos reducir los recursos y energía que utilizamos y reutilizamos, dando una segunda vida a lo que ya no nos sirve, retardaremos el reciclado, alargaremos todo este ciclo y conseguiremos un consumo mucho más respetuoso con el medioambiente.
En el final de todo este proceso encontramos el reciclaje, una asignatura pendiente en nuestro país. Según la Oficina Europea de Estadística, España recicla aproximadamente un 35% de sus residuos, muy por debajo de la media europea, que ronda el 50%.
Significado de las tres R
Reducir
Se trata de reducir el consumo de bienes y energía para minimizar la cantidad de desechos que generamos. De este modo, disminuiría la producción de objetos que acaban convirtiéndose en residuos. Esta R supone tomar decisiones conscientes sobre lo que compramos, cómo lo usamos y cómo lo desechamos.
Para conseguir esta reducción, es fundamental planificar las compras. Debes salir de casa con una lista de lo que realmente necesitas y no salirte de ella. Lleva contigo bolsas y recipientes reutilizables y a ser posible, elige siempre productos a granel, para evitar los envases innecesarios.
Repara en lugar de reemplazar y siempre, antes de tirar algo, intenta arreglarlo. Por último, intenta compostar tus residuos orgánicos. Es decir, convierte tus restos de comida en abono natural para las plantas.
Reutilizar
Todos tenemos claro lo que significa reutilizar algo que ya no utilizamos, pero que podría tener una segunda vida en manos de otra persona o en las nuestras, dándole un uso diferente. Pero, la acción de reutilizar, va mucho más allá de la ropa o los bienes que consumimos. También podemos reutilizar el agua que a menudo desechamos (por ejemplo, la que dejamos correr para que se caliente el agua de la ducha o de la cocina). Si la recogemos en un recipiente, podemos utilizarla para regar o fregar.
Reutilizar es todo un acto de creatividad. Nos invita a ver más allá de su uso inicial y encontrar nuevas formas de aprovechamiento. Por ejemplo, podemos utilizar botellas como macetas, los frascos de vidrio como recipientes de almacenaje o convertir nuestras camisetas viejas en bolsas de tela o en trapos para la limpieza.
Y si tu ingenio no da más de sí, dona o vende tu ropa, muebles y cualquier otro objeto que ya no uses. No olvides que lo vintage está de última moda.
Reciclar
Completados los dos pasos anteriores, el último paso de la cadena es el reciclaje. Se trata de separar correctamente los residuos que generamos en nuestras casas y depositarios en los contenedores adecuados, para que puedan ser transformados en nuevos productos.
Esta R es vial para reducir la cantidad de residuos que llegan a los vertederos y por tanto, para ahorrar energía y recursos naturales.
El proceso de reciclaje comienza en nuestras casas. Es fundamental saber separar los residuos y depositarlos donde toca: en el contenedor amarillo el plástico, las latas y los briks; en el contenedor azul, el papel y el cartón; en el contenedor verde, el vidrio; en el contenedor marrón, los residuos orgánicos y en los puntos limpios, los residuos especiales como los electrodomésticos, las pilas, las baterías o los medicamentos.
Si llevamos a cabo esta tarea correctamente, nuestros residuos serán recogidos y conducidos a plantas de selección, donde se hace una separación más detallada y se eliminan las impurezas. Desde allí, se envían a plantas de reciclaje especializadas, donde se hace la magia de convertir lo inservible en nuevos productos.
Como ves, aunque pueda parecer que somos un granito de arena en medio del desierto, con un pequeño esfuerzo y un compromiso colectivo, cada uno de nosotros podemos contribuir decisivamente a la conservación de los recursos naturales, la protección de la biodiversidad y la reducción de los gases de efecto invernadero y asegurar así un futuro y un planeta más sostenible para nosotros y para las generación venideras.