¿Abres la puerta del cuarto de tus hijos y parece que se ha librado la tercera guerra mundial? Si este es tu caso, hoy te vamos a dar unos sencillos consejos que, si bien no hacen milagros, si te ayudarán a conciliar las palabras orden y niños. Y es que la ingente cantidad de juguetes, libros, ropa y todo tipo de objetos (no siempre útiles ni necesarios) que pueblan las habitaciones infantiles no facilitan la tarea a los más peques de la casa. Por eso, el primer paso a seguir es hacer una selección de lo que realmente necesitan y lo que podemos desechar sin que nadie lo eche de menos.
Trucos para mantener ordenada la habitación de los niños
Una vez realizado este ingrato trabajo, los siguientes trucos pueden ayudar a que la “batalla campal” no se vuelva a repetir.
Cada cosa en su lugar
Cada pantalón, libro o juguete debe tener su espacio. Si no mezclas objetos, será mucho más fácil que el niño tenga claro dónde debe guardar cada cosa, evitando así el caos y haciendo mucho más fácil que reine la armonía. Por otra parte, también es importante que los contenedores, cajones o librerías estén a la altura de los niños, para que sea capaz de coger y guardar cada cosa en su lugar.
Etiqueta
Para que a tu hijo no le quepa la menor duda de dónde debe guardar cada cosa, es más que aconsejable etiquetar bien grande sus cajones y estanterías, a ser posible con dibujos y colores llamativos. Imágenes de camisetas, pantalones, libros o juguetes no dejarán lugar a la duda. Y si tu peque es más mayor, mejora su capacidad de lectura con etiquetas escritas de gran tamaño.
Muebles prácticos
Si el cuarto de tus hijos no anda precisamente sobrado de metros o si tienen que compartir habitación, deberías minimizar al máximo la cantidad de muebles. Por ello, te aconsejamos que optes por literas con cajoneras debajo de la cama o aquellas que llevan armarios laterales o pupitres. Además, es aconsejable que dejes que el niño escoja sus propios muebles, pues así será más fácil que los utilice correctamente. Eso sí, antes de adquirir cualquier mueble debe saber para qué se va a utilizar y qué va a guardar en él. El hecho de tener que decidir le dará autonomía, confianza y responsabilidad.
Cestas, cajas y cajones: tus mejores aliados
Para facilitar al máximo la tarea del orden a los más pequeños no hay nada tan efectivo como colocar cajas y cajones en un lugar bajo y de fácil acceso. Si utilizas colores llamativos y están bien etiquetados podrán encontrar cada cosa rápidamente y guardarla todavía más fácilmente cuando ya la hayan utilizado. Los baúles también son un accesorio perfecto para guardar todo aquello que no quieres que se vea.
Percheros y colgadores
No hay nada más tentador que llegar a tu cuarto cansado de un duro día de cole y dejar encima de la cama abrigo, baby o mochila. Para evitar esta generalizada costumbre, nada más útil que un perchero o colgador, a la altura del niño, que evitará que caiga en la tentación de tirar todo en el primer sitio que se le ocurra.
Orden de abajo a arriba
Según la altura del pequeño deberás ir organizando sus pertenencias desde la parte más baja de su habitación hacia arriba. Es decir, todo aquello que más usa deberá guardarse en la parte más baja o, al menos, allí donde llegue el niño. Los niveles más altos de los armarios y estanterías los utilizaremos para todo aquello que todavía nos puede ser útil, pero que no utiliza todos los días. En este punto juega a tu favor la altura de tu pared, ya que podrás poner baldas o estantes de abajo a arriba, donde colocar los objetos, según el uso que les den los peques.
Uno viene, otro se va
Si un juguete nuevo llega a casa, el niño debe saber que habrá de desprenderse de alguno viejo que ya no utilice. Así, no solo mantendremos el mismo número de objetos en la habitación, sino que además enseñaremos a nuestro hijo a desprenderse de lo que ya no utiliza.
Haz del orden una rutina
El niño debe saber y asumir que su habitación debe estar ordenada y solo se ha de romper esa armonía en los momentos en que vaya a jugar, vestirse o estudiar. Por tanto, hay que ayudar a los niños a crear unas rutinas de mantenimiento de ese orden, después de realizar cualquiera de las acciones citadas anteriormente. Es decir, antes de salir de casa debe dejar la cama hecha, la ropa guardada y la habitación recogida; después de jugar, cada juguete ha de volver a su sitio y antes de dormir, libros, ropa y todo lo que haya utilizado debe quedar en orden.
En resumen, para que el cuarto infantil se mantenga armónico y ordenado es fundamental pensar en el niño y ponerse en su piel. Los muebles y los sistemas de organizar los objetos, ropa, libros o juguetes de los más pequeños no pueden ser iguales a los de los adultos, pues ni su altura, ni el tamaño de sus manos, ni su percepción del espacio es igual. Los cajones deben de abrirse fácilmente, las puertas con fuelle pueden pillar sus dedos si se empujan desde abajo o los percheros o barras de los guardarropas han de estar a una altura a la que puedan llegar los más pequeños. No olvides que cuanto más fácil se lo pongas, más sencillo te resultará que conviertan el orden en un hábito y una necesidad.